Tres años atrás, a mediados de 2014, cuando empecé a practicar Bowspring (y a esa época se remonta la imagen que acompaña el texto), mi cuerpo y mi mente eran una esponja.
Entonces no lo sabía, estaba tan feliz de haber conocido el Bowspring y a la gente maravillosa que lo practicaba en Chicago, que simplemente me dejé llevar y me metí de lleno.
A veces pienso, menos mal que no era una secta de completos tarados...
No es hasta ahora que soy capaz de reconocer lo importante que fue para mi vaciar la mente y mi cuerpo de ideas, conceptos y conocimientos que no me estaban sirviendo de mucho, para llenarme de datos nuevos, de información diferente, como mecanismo para sentir lo que hacía con mayor plenitud. Sin sesgos.
No solo reseteé un patrón, unas ideas y conocimientos, sino que lo reemplacé por uno nuevo.
Y ese reemplazo, esa nueva actitud, ese nuevo movimiento, ese nuevo hábito fue, poco a poco, adquiriendo sentido, dando forma a una manera de re-entender el cuerpo, los movimientos, las actitudes. Esa es mi experiencia con el Bowspring.
Practicar Bowspring, como muchas de mis estudiantes ya experimentan, no es simplemente un ejercicio físico y mental; es una bonita transformación hacia nuestro entorno, nuestros alrededores, La Tierra en general y todo lo que en ella habita.
Y me gusta recalcar esto, para mí el Bowspring (en su conjunto Sridaiva) no se trata solo de ir a tu interior y mejorarte a ti misma, ponerte más delgada, cacha, quererte más, tener más confianza en ti misma, yo yo y yo.
Me gusta insistir también en que se trata de salir al exterior, de vivir con nuestro entorno, nuestra comunidad, nuestra naturaleza. Desde mi punto de vista, no hay trabajo interior posible sin un trabajo exterior. Y sé que esto puede ir en contra de lo que muchos dicen ahí fuera, pero creo que ya estamos bastante aislados los unos de los otros, preocupándonos de nuestros propios asuntos de una manera excesivamente individualista. Por eso para mí el Bowspring y Sridaiva son en gran medida energías hacia el exterior desde el interior y viceversa, es decir, que todo fluya. Pruebo, experimento y actúo y además soy consciente de mis decisiones y por lo tanto de sus consecuencias.
Me encanta repetir en mis clases que seamos conscientes de lo que hacemos. OBVIO podemos pensar, bueno no tanto. La mayoría del tiempo no estamos presentes en las conversaciones que tenemos o en el paseo en bici que damos o de la porquería con la que alimentamos nuestros cuerpos…
Simplemente entrena el hábito de estar y ser consciente.
Esa es mi aportación a través del Bowspring. Enseñarte a ser consciente de tu postura, tu respiración, tus hábitos, tus movimientos, tus formas. Y esa toma de consciencia tiene grandes beneficios.
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